El rey Anastasio Aquino, encabezo el levantamiento de los nonualcos en 1833, un levantamiento campesino que sucedió en el Estado Autónomo de El Salvador, cuando existía la República Federal de Centro América. Nació en el seno de una familia que pertenecía al linaje de los Taytes (caciques) de la etnia de Los Nonualcos, pueblo indígena que ocupaba el actual territorio del departamento de la Paz, El Salvador.
Fue en Santiago Nonualco donde se realizo el el principal alzamiento a principios del año de 1833 encabezado por Anastasio Aquino, quien exhortaba a desobedecer al gobierno. A finales de enero, el rey logró reunir un ejército de proporciones suficientes para presentar batalla. Es probable que reuniera unos 3.000 hombres. El comandante de la vecina ciudad de San Vicente, J.J. Guzmán, recibió órdenes de sofocar la rebelión, pero en el primer intento terminó emboscado. Otro ataque, realizado el 5 de febrero, también fracasó. Al tener noticia de esta última derrota el comandante Guzmán huyó.
El rey tuvo la intención de quemar la ciudad por haber recibido desde allí los primeros ataques, pero desistió ante la intervención de un antiguo amo para el cual había servido. Aquino fue nombrado por sus parciales como Jefe Político de San Vicente, pero ni con esto impidió un saqueo general a la ciudad. De acuerdo a la tradición popular, Aquino se dirigió a la Iglesia de El Pilar y, después de quitarle la corona a la imagen de san José, se la colocó en su propia cabeza y se proclamó como Rey de los Nonualcos. Asimismo, en Tepetitán se le proclamó "Comandante General de las Armas Libertadoras", y emitió su Decreto de Tepetitán el 16 de febrero. El pequeño código regulaba con duras penas el homicidio, robo y vagancia, entre otros; además, tenía un apartado para la protección de las mujeres casadas o recogidas, una sección notable por la situación de desventaja en que se encontraba la mujer en esa época. Por otro lado, el Gobierno trataba de llegar a un acercamiento con el sublevado para que depusiera sus armas bajo la intermediación de dos sacerdotes: uno de ellos, de apellido Navarro, tuvo contacto con el Rey Aquino, sin obtener resultados.
No obstante, las autoridades salvadoreñas lograron reunir un ejército para enfrentar al Rey Aquino, agregándose a las tropas habitantes de San Vicente, con la intención de vengar el saqueo. Uno de los comandantes, el Mayor C. Cuellar, quiso enfrentar por sí solo al rebelde, pero salió derrotado.El Rey Aquino se le abalanzó al grito de "treinta arriba, treinta abajo, y adentro Santiagueños" que probablemente se refería al lugar que ocupaban sus tropas al momento del ataque.
Fue la mañana del 29 de febrero que se libró la batalla decisiva en Santiago Nonualco entre las fuerzas salvadorñas y las de los nonualcos, quienes se presume estaban siendo diezmados por una enfermedad. Aprovechando la situación, el coronel J. López mandó un ataque general que dispersó a los insurrectos, pero no se logró la captura de Rey Aquino.
El gobierno estatal de El Salvador, propuso perdonar la vida a quien digiera el paradero del rey Anastasio Aquino. A pesar de que hubo negativa de sus parciales, hubo alguien que lo traicionó y logró ser capturado el 23 de abril. Aquino seria trasladado a Zacatecoluca donde fue juzgado y condenado a muerte. En la ciudad de San Vicente se ejecutó la pena por decapitación. La cabeza del rey fue colocada en una jaula con el rótulo: "ejemplo de revoltosos".
Pero el Reino de Los Nonualcos no había llegado su final, luego que las fuerzas salvadoreñas se retiraran de San Vicente, uno de los generales del rey Aquino reunió al ejercito de los nonualcos y contra ataco. En 1835 proclamaron el Consejo del Pueblo del Reino de Los Nonualcos, designando a 14 nobles como "Guardianes de Los Nonualcos" , a esta etapa se le conoce como "El Guardianato de Los Nonualcos".
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